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AEROPUERTOS DEL PAÍS PARECEN LA PUERTA A UN MÉXICO SIN LEY


Redactado por: adriana bravo
agosto 17, 2016 , a las 1:16 am

México, D.F.- En los aeropuertos los precios de los productos y servicios, desde un chicle hasta el estacionamiento, son exorbitantes; mucho más altos que los que los negocios externos ofertan en promedio.

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Los usuarios al contar sus historias consideraron haber sido víctimas de abuso al tener que pagar costosas cifras en los más de 50 aeropuertos del país. Los principales e internacionales son el de la Ciudad de México, el de Toluca, el de Guadalajara, el de Monterrey, el de Cancún y el de Tijuana.

Algunos comentaron que nadie obliga a los viajeros a consumir dentro del aeropuerto y, de ser necesario, pueden prevenirse y llevar una botella de agua; comer antes; anticipar el cambio de monedas; arribar o irse en metro en vez de solicitar un taxi que cobre más de 100 pesos.

Pero no es tan sencillo.

En las salas de espera (a veces larga, larga espera) se retiran las botellas o la comida “por seguridad”; no en todas las ciudades hay metro –si es que se tiene el valor de cargar las maletas entre escaleras y vagones saturados– o el transporte público no llega cerca del aeropuerto.

O bien, son extranjeros.

“Prevenirse está bien para los que ya nos la sabemos, pero me ha tocado ver a muchos extranjeros con un temor enorme de usar el metro o taxis, ya ni mencionar microbús y esas cosas, por eso se ven orillados a usar esos servicios [taxis del aeropuerto]. Claro que ellos roban, pero de una forma ‘elegante’”, escribió César Román.

También, luego de horas de registro y espera, da hambre y sed.

En el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, un burrito de carne cuesta 120 pesos mientras que en La cuna del Burrito en Ciudad Juárez, comparó Pilar Salgado, sale en 30 pesos y “son deliciosos”.

¿Alguien controla estos abusos?

Ricardo Alfredo Espinosa Pérez, empleado del Grupo Aeroportuario del Pacífico, justificó que las tiendas en los aeropuertos cobran caro porque los locatarios deben pagar rentas igual de altas.

“Muchos contratos de renta con los locatarios incluyen cláusulas donde además del pago de renta, deben dar un porcentaje de sus utilidades al aeropuerto. Es parte del negocio del aeropuerto al garantizar a los locatarios un monopolio controlado de servicios”, explicó. “¿Quieren controlarlos?, díganle a la CFC que regule los ingresos comerciales de los aeropuertos”, sugirió.

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) se encarga de investigar y sancionar prácticas monopólicas y determinar la existencia de barreras a la competencia.

Sin embargo, explicó el área de prácticas monopólicas, para hacer una denuncia oficial y que la Cofece investigue, se deben presentar pruebas, no sólo indicios vagos de manipulación de precios.

“El simple aumento en los precios no es suficiente para acreditar que hay falta de competencia. A menos que haya indicios que haya un acuerdo entre competidores para evitar que haya otros locales iguales en el aeropuerto”, aseguró por teléfono una responsable del área. Manuel Alejandro Gómez contó que tiene un negocio cerca de una terminal de autobuses en la Ciudad de México.

“Los costos son elevados no porque nos dé la gana, sino por lo elevado de las rentas […] se siente feo cobrarles caro, pero si no las cuentas no salen”, dijo.

La mayoría de sus clientes son viajeros, y “con toda la pena”, les vende caro porque solo así sale para la renta, el pago de servicios y el sueldo de sus empleados. Los precios que da son un 50 por ciento más caros que un negocio del mismo giro que está en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, calculó.

LOS TAXIS

Cuando el viajero arriba a su destino, denunciaron no hay otra alternativa en los aeropuertos para trasladarse al hotel que una sola empresa de taxis que cobra más de 100 pesos.

En el caso de la Ciudad de México, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) halló elementos de presuntas prácticas monopólicas absolutas en el servicio de taxis con origen o destino del AICM, por lo que en mayo emplazó a diversos agentes económicos por su probable responsabilidad.

De acuerdo con su proceso indagatorio comenzado desde el 3 de julio de 2014 se pudo haber incurrido en el acuerdo de convenios o arreglos entre taxistas cuyo objeto o efecto es la manipulación de precios, restricción o limitación de la oferta y división o segmentación de mercados.

Hace un año, por ejemplo, la hija de César Román llegó de Estados Unidos a la Terminal 2 del AICM. Viven a unos ocho minutos de ahí, pero como ella traía una maleta grande, intentaron tomar un taxi de los de adentro y les cobraban 250 pesos por el viaje.